La política como deporte o la polarización fingida.

Por Sergio Montoya

Me causa incluso pánico, como a mis vecinos, colegas de trabajo, amigas y amigos muestran un total desinterés en la política, o bien, en sus opiniones vertidas con base en la información a las que han accedido.

Es verdad, nadie está obligado a seguir la política, sus noticias. A razonarlas. Preferimos que nos las mastiquen, que nos la brinde el espacio que, además, nos parece más acorde a lo que pensamos. La mayoría de nosotros seguimos la política como un pasatiempo, pero no para tomar decisiones a partir de ellas. Seguimos la política, sobre todo en redes sociales, como seguimos al deporte y géneros musicales, y a los políticos como personajes de novela o de “reality shows”.

Imagen. enteratecuba.com

De esta forma de vendernos la política somos también culpables, existen hoy en día con esta oferta digital, miles de sitios de información política, seria, en comedia, partidista, etcétera, tenemos una oferta casi ilimitada, como jamás en nuestra historia. Se facilitó nuestro acceso a ella y puesto que no tenemos el tiempo ni la energía para leer tomos de ciencia y teoría política, ni para revisar todos los contenidos multimedia, dejamos que las corporaciones, partidos y políticos lo hagan por nosotros.

Siendo personas honestas ¿cuántas y cuántos de nosotros seguimos la política con este interés de ser actores de la misma? En muchas conversaciones que sostengo, en forma personal y en redes sociales, las opiniones políticas de mis interlocutoras son más en la forma de “revista”, las respaldan, las denostan, o les da indiferencia como si se platicara sobre futbol, sobre actrices, programas y/o películas, y al terminar igualmente se olvidan de la plática.

Nuestras posiciones, nuestra polarización en el calor de la disputa, existe solamente en ese momento, tal como al ver una anotación en algún deporte, de frustración o de alegría dependiendo a cuál equipo apoyamos. Para después regresar al letargo post juego. Esta aparente polarización política que vivimos en nuestro país y en muchas sociedades, en las que la política nos divide, no repercute en nuestras acciones diarias.

Imagen: elperiodico.com

Amigo, amiga lectora, ¿en cuántas discusiones políticas ha estado involucrado en los últimos años o meses? ¿a consecuencia de ellas, usted y sus contrapartes han cambiado actitudes, formas de actuar? ¿o solamente han defendido y atacado las posiciones políticas como quien defiende a su equipo deportivo, para después regresar el lunes al trabajo de oficina?

Enfrentamos en nuestro país, México, una militarización, inseguridad pública, inflación, fuga de capitales, número de fallecimientos absurdos por Covid 19 y casos de corrupción entre otras lamentables situaciones, parece que ello solamente nos sirve para temas de pláticas acaloradas para después refugiarnos en la indiferencia política. Es decir, sin acompañar en acciones nuestras inconformidades, y quienes discutíamos hoy por política, mañana nos abrazaremos y habremos olvidado todo, como lo hacemos con los amigos un día cualquiera de futbol. Al final, solamente era un juego más. Solamente era una nota política más.

Incluso el sensacionalismo de los hechos políticos llega a saturarnos y perder interés, por más que se repitan actos terribles. Al inicio de su gestión, el actual titular del Ejecutivo en México generaba tendencias y rating a consecuencia de sus palabras y acciones, y la sociedad opinaba y se enfrentaba en redes sociales. Ocurrió como con los goles de Messi, al inicio despertaban tanta atención que nadie quería perdérselos y opinar sobre ellos. Al paso de los años a nadie sorprende ya ver goles igual de virtuosos, ni generar opiniones sobre ellos, o brindarles tanto tiempo.

¿Existe realmente una polarización ciudadana o solamente existe en eso que llamamos mundo virtual, en el cual hemos aceptado que no vivimos y que tenemos avatares que no nos representan la vida real? ¿Seguimos la política como seguimos al cine, a nuestro equipo deportivo o a nuestro grupo de música?

Como siempre, amable lector, lectora, la mejor respuesta está en su cabeza. sergio.montoya@auladh.com

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